La fiesta no podía ir mejor, el volumen estaba tan alto que el suelo retumbaba al ritmo de la música. Ami bailaba en la pista con su mejor amiga, Emily. Se sabían todas las coreografías y todos las miraban, algunos intentando seguir los pasos y otros simplemente embobados mirando sus cuerpos con lujuria.
Ese día Ami había sufrido mucho por culpa de un idiota y Emily, para animarla, había montado la fiesta en su honor, sabía que una de las únicas cosas que en ese momento repondrían a su amiga sería bailar hasta el amanecer. Entonces se giró a ver a su amiga cuando ésta se paró en seco, una sombra cruzó su cara y Emily no tardó en mirar hacia donde miraba su amiga, la puerta, en ese momento abierta por donde entraba en ese momento Ian, el idiota. A ver que las chicas se habían parado la música se quitó y todos miraron hacia la puerta, Emily saltó del escenario, todos la dejaron pasar formando un pasillo que acababa en Ian.
-¿Qué haces tú aquí?
-¿Qué clase de fiesta es esta que para recibir a alguien se para la música?
-Tú no eres nadie, no deberías estar aquí.
-He venido por mi novia.
-Ella no es tu novia.
-¿Quién lo dice? ¿Tú?
-Pues sí, largo de aquí.
A esas alturas todos en la fiesta estaban reunidos en la entradita mientras Ami miraba desde el escenario. Unos chicos que estaban cerca de Emily intentaron intervenir en la discusión.
-Emily, ¿te está molestando?
-No te preocupes Josh, Ian ya se iba.
-No me voy a ningún sitio sin hablar con ella primero.
-Aun no te has enterado de que ella no quiere hablar contigo ¿no? Ni yo quiero seguir viendo tu careto en mi local así que lárgate.
-¡AMI! ¿LE PUEDES DECIR A LA BOCAZAS DE TU AMIGA QUE ME DEJE PASAR?-Dijo gritando mientras miraba a Ami a los ojos. Ella, congelada, no hacía más que mirar a su amiga y a Ian. Emily al ver recorrer una lagrima por la mejilla de su amiga ya no pudo aguantar más y le pegó un puñetazo en la nariz a Ian que sabía que más tarde le dolería más a ella que a él. Ian se llevó las manos a la cara para contener la hemorragia nasal mientras Emily sujetándose la mano dolorida le dijo:
-Te he dicho que no eres bienvenido aquí, no vuelvas a dirigirle la palabra, ni siquiera la mires, ¿Me has oído? -y dirigiéndose a los otros chicos dijo- Sacad la basura de aquí, me está apestando el local.
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